El jazz es
un género musical nacido a finales del siglo XIX en Estados
Unidos que se expandió de forma global a lo largo de todo el siglo XX.
A lo
largo de su historia, el jazz ha pasado de ser una simple música de baile
popular a una compleja forma de arte reconocida y celebrada en todo el mundo.
Paralelamente a esta dicotomía entre la innovación y la tradición, el jazz
siempre se ha movido entre la obra de unos artistas que solo han buscado el
reconocimiento de una pequeña pero selecta audiencia y otros que ha dirigido
sus esfuerzos a una audiencia más amplia.
La
identidad musical del jazz es compleja y no puede ser aislada ni delimitada con
facilidad. En primer lugar, aunque a menudo el término se use para hacer
referencia a un idioma musical (tal como se hace, por ejemplo, cuando se habla
de música clásica), el jazz es en realidad una familia de géneros
musicales cuyos miembros comparten características comunes, pero no representan
individualmente la complejidad de género como un todo; en segundo lugar, sus
diversas "funciones sociales" (el jazz puede servir como música de
fondo para reuniones o como música de baile, pero ciertos tipos de jazz exigen
una escucha atenta y una concentración profunda) requieren una ángulo de
estudio diferente; y en tercer lugar, el tema racial siempre ha generado un
profundo debate sobre el jazz, moldeando su recepción por parte del público. Si
bien es cierto que el jazz es un producto de la cultura afroamericana,
siempre ha estado abierto a influencias de otras tradiciones musicales, y ya
desde la década de 1920 ha sido ejecutado por músicos de diversas
partes del mundo con un background muy diferente. En ocasiones
se ha mostrado como paradigma del jazz la obra de músicos comerciales que
los aficionados y la crítica han considerado subproductos alejados de la
tradición, entendiendo por el contrario, que el jazz es una forma
de música negra, en la que los afroamericanos han sido sus mayores
innovadores y sus más notables representantes.
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